2008/09/04

Siglos de pequeñez

Hemos contemplado siglos de pequeñez.

Acuciado y de rodillas ante esas criaturas en el límite de lo vivo. Se extienden por mi sangre y noto como fluyen, se reproducen y saltan a la vista. Son invisibles en su forma pero apoteósicos en su obra, con multitud de dientes afilados hacen mella en los muros defensivos y acaban por convencer a los campesinos con su verborrea febril.

He luchado incansable, más bien mis aliados han sacado adelante la batalla, con sus miles de lanzas y sus fábricas aún funcionando han puesto en marcha las levas y las fundiciones y como en un clamor histórico he notado que han librado una gran batalla: una batalla atrasada que debió de librarse hace años y que de haberse esquivado entonces no debería haber ocurrido ahora.

Aún quedan los restos de lo acaecido y las hogueras del campo enemigo creo se van apagando, aunque yo, cobarde y exhausto, no consigo ni puedo ver la retirada de las tropas; espero ansioso y oteo el horizonte esperando ver llegar hondeando mi estandarte.

Sea como fuere, la pequeñez se ha valido de su invisibilidad para entrar en mis dominios y promulgar leyes insensatas que solo pueden derrocarse con las armas. Luchar contra seres que están en la frontera entre lo vivo y lo no-vivo puede parecer una locura, pero no estamos aquí para catalogarlos sino para combatirlos; ellos mismos tienen el futuro por su propia condición.

Creo que muchos de ellos se han erradicado de la faz de la tierra y están encerrados de por vida en cárceles de alto nivel.

2008/08/01

Simeón el estilita



San Simeón El Estilita:

Anacoreta y hombre singular, su profunda humildad dió origen a grandes movimientos humanos en conocerle y vanagloriarle.

Una columna de 17 metros fue su lugar de vida durante 37 años, y de ahí soportanto el viento, la lluvia, el ayuno (comía solo dos veces a la semana) hicieron de él un referente del que posteriormente emergieron imitadores.

No buscaba fama, ni gloria mundanal, con esa voluntad de milenios tendió una cuerda entre el hombre y el más allá poniendo en duda las limitaciones humanas. Habríamos de ejercer un poco de San Simeón para poder conocernos y endurecer nuestras debilidades.

2008/07/31

Perfect Day



Perfect Day

Sería un buen ejercicio el que cada cual cogiera un papel y escribiera, como aconsejaba nuestro Buñuel, lo que gusta y disgusta, lo sencillo y lo complejo, lo que existe y lo que no existe, al fin y al cabo lo que nos hace sentirnos bien.

Hay quien gusta de encontrar rincones solitarios en la naturaleza y perderse en ese encuentro, o quien escribiendo un párrafo cualquiera siente un placer enorme porque fluyen experiencias desconocidas y entiende el significado de sutilezas perdidas. Los hay quienes disfrutan de una tarde de amigos y sencillo trato, el que harto de tanta oficina le fascina caminar por el huerto de su abuelo y encuentra explicaciones con mucho sentido y poco sentido a tanta presión cotidiana.

Están los que tristemente se alegran porque se benefician vendiendo armas, y se alegran porque cada hombre que muere, de hambre o de bala, engrosa con algún que otro decimal la ristra de dígitos de su cuenta corriente. Esos hombres siempre salen sonriendo en las noticias, pero además, para oprobio del resto, dan argumentos vacíos, hipócritas y sin convicción.

Pero que hacemos el resto, los que no tenemos ni buscamos tiempo para recuperar nuestros sencillos placeres? Perdemos el tiempo hasta que llegue el día en que miremos hacía atrás y sintamos arrepentimiento? Qué es lo que nos conduce siempre hacía adelante y no nos deja tiempo para reflexionar en lo que queremos? Es acaso la corriente del río? o acaso el grito de los demás que nos empuja hacía ellos?


Perfecto Día.

Acaso no sentimos placer cuando vemos que los demás no son desgraciados? o es que nos hemos hecho de mazapán cuando vemos como la gente muere de hambre y nosotros optamos por un mejor coche?

Qué es un día perfecto?

Acaso apretar el botón rojo? ese que temían en la guerra fría?

Hasta dónde hemos de llegar?

2008/07/29

Unas aguas clarificadoras


La leyenda llegó a mis oídos a través del viento que todo lo traslada, se decía que la fuente estaba perdida en el bosque y que aquellos que llegaban hasta ella sufrían males terribles. La fuente de piedra resquebrajada y musgo bordeante parece contar con mil historias de su pasado: la sumergen en los jardines de un palacio del que despareció un día cualquiera dejando un hueco en su lugar del que con los años emergió una roca de mil aristas.

No se puede tener en consideración la opinión de los que juran que perdidos en el bosque han llegado a encontrarse con ella, todos volvieron con el juicio nublado, pesadillas y visiones espectrales que se fueron intensificando hasta que llegaron a morir de cansancio.

Nadie busca esta fuente porque nadie cree que exista, no se puede ubicar porque las referencias se pierden y todo el que conoce la leyenda la usa para evitar, como si acaso se pudiera, que los niños penetren en el bosque.

¿Por qué no creen en la realidad más que cuando se presenta desnuda ante los ojos? La negación es la destrucción del cuerpo y la mente, es esa falsa atención que prestamos a lo que fugazmente nos hace evitar nuestras culpas; la recompensa con el más allá. No quieren pensar que existo hasta que llega el momento en que, los que me encuentran, desde mis profundas aguas les proyecto la imagen de su vida. Como en una cascada de imágenes contemplo como se alegran, entristecen, enamoran conforme se va proyectando la película de su vida. Es en en final cuando se presenta la esencia de cada cual porque a través de las aguas que contengo se siente el pulso vital de las consecuencias de cada hecho pasado, presente y futuro.

Al final, como regalo y precio a su visita les impongo la contemplación de su propia muerte, un solo ejercicio: la propia valoración de su vida y si acaso, la elección del día de morir.

2008/06/22

SOLARIS (deTarkovski)



SOLARIS (1972, De Andrei Tarkovski)

Solaris es un planeta desconocido pero vivo, tan vivo como los hombres y sus sueños. Esta película, genialidad del gran cineasta ruso Tarkovski está basada en la novela del polaco Stanislaw Lem del mismo título.

Solaris es una obra, tanto el libro como el film, que irradia gran vitalidad y una dolorosa lucha del individuo consigo mismo. Es una instrospección muy distinta pero a la vez me recuerda cierta semejanza a la que sufre el protagonista de "El Corazón de las Tinieblas" de Joseph Conrad, un más allá dentro de nosotros mismos y de lo meramente corpóreo.

Película que podéis apreciar lenta, pausada, con un derroche de lucha interna de cada personaje obliga a disfrutar el cine en cada escena de Tarkovski. Porque Tarkovski hay que verlo como al cine de Kurosawa, con una predisposión al disfrute visual de cada plano y cada sonido; hay que ver este cine con la esencia de que cada plano detenido es una fotografía del interior del indivíduo. Una obra de ciencia ficción que desde los primeros minutos en la tierra salta a la estación espacial que vigila un planeta, una estación espacial donde los personajes viven experiencias tan intensas que suponen (casi como diría Nietzsche y parafraseando la idea de 2001) el renacer del hombre; experiencias llenas de ilusiones, miedos, sueños y sentimientos, en las ignotas tierras del alma humana podemos ver deslizarse lo que Poe vislumbraba en esas noches ebrias de genialidad que dieron lugar...

No hace mucho, se hizo un remake (una nueva versión) de esta obra; su director y actor principal George Clooney de la que puedo reconocer una gran valentía en realizar una adaptación muy similar a la original y con el riesgo (como así ocurrió) de un fracaso comercial, si bien es cierto es imposible imitar o superar el genio de Tarkovski en este tipo de obras. Además, si uno ve está película después de tener reciente la versión clásica puede apreciar claramente que Cloney ha visualizado una y otra vez la interpretación del personaje y actúa como una réplica de la original, cosa que no aporta nada.

Un buen regalo y una buena recomendación: tanto el libro como la película (la de Tarkovski claro) de Solaris; acompañar de una buena ración de soledad y suficientes ganas de contemplar la esencia de la naturaleza humana.

Un mundo dividido

Patria, nación, colores y banderas. El origen pluricelular determina los aires de nuestra grandeza y olvidamos que la pequeña burbuja que flota por el sistema solar no es más que polvo cósmico en el océano del tiempo.

Agitan banderas y nos ergimos con una defensa feroz, asiendo con vehemencia las palabras de nuestros himnos. Dividiéndonos seguimos haciéndonos grandes a costa de los pequeños; la justicia y la igualdad sólo pertenecen al terreno de los que tienen, de los civilizados, los mismos que pueden comprar coches, ir a la moda, elegir su residencia de verano y fabricar bombas nucleares.

Aún tenemos uniformes debajo de nuestros trajes y vestidos, nos distinguimos por nuestros colores para que no nos confundan con aquellos otros, sí los que viven al otro lado del río, de la montaña o a partir de aquella piedra.

Sin el miedo a la muerte no podemos ser héroes, pero sin el miedo a nosotros nunca podremos llegar a ser Dioses.