2008/09/04

Siglos de pequeñez

Hemos contemplado siglos de pequeñez.

Acuciado y de rodillas ante esas criaturas en el límite de lo vivo. Se extienden por mi sangre y noto como fluyen, se reproducen y saltan a la vista. Son invisibles en su forma pero apoteósicos en su obra, con multitud de dientes afilados hacen mella en los muros defensivos y acaban por convencer a los campesinos con su verborrea febril.

He luchado incansable, más bien mis aliados han sacado adelante la batalla, con sus miles de lanzas y sus fábricas aún funcionando han puesto en marcha las levas y las fundiciones y como en un clamor histórico he notado que han librado una gran batalla: una batalla atrasada que debió de librarse hace años y que de haberse esquivado entonces no debería haber ocurrido ahora.

Aún quedan los restos de lo acaecido y las hogueras del campo enemigo creo se van apagando, aunque yo, cobarde y exhausto, no consigo ni puedo ver la retirada de las tropas; espero ansioso y oteo el horizonte esperando ver llegar hondeando mi estandarte.

Sea como fuere, la pequeñez se ha valido de su invisibilidad para entrar en mis dominios y promulgar leyes insensatas que solo pueden derrocarse con las armas. Luchar contra seres que están en la frontera entre lo vivo y lo no-vivo puede parecer una locura, pero no estamos aquí para catalogarlos sino para combatirlos; ellos mismos tienen el futuro por su propia condición.

Creo que muchos de ellos se han erradicado de la faz de la tierra y están encerrados de por vida en cárceles de alto nivel.