2008/07/31

Perfect Day



Perfect Day

Sería un buen ejercicio el que cada cual cogiera un papel y escribiera, como aconsejaba nuestro Buñuel, lo que gusta y disgusta, lo sencillo y lo complejo, lo que existe y lo que no existe, al fin y al cabo lo que nos hace sentirnos bien.

Hay quien gusta de encontrar rincones solitarios en la naturaleza y perderse en ese encuentro, o quien escribiendo un párrafo cualquiera siente un placer enorme porque fluyen experiencias desconocidas y entiende el significado de sutilezas perdidas. Los hay quienes disfrutan de una tarde de amigos y sencillo trato, el que harto de tanta oficina le fascina caminar por el huerto de su abuelo y encuentra explicaciones con mucho sentido y poco sentido a tanta presión cotidiana.

Están los que tristemente se alegran porque se benefician vendiendo armas, y se alegran porque cada hombre que muere, de hambre o de bala, engrosa con algún que otro decimal la ristra de dígitos de su cuenta corriente. Esos hombres siempre salen sonriendo en las noticias, pero además, para oprobio del resto, dan argumentos vacíos, hipócritas y sin convicción.

Pero que hacemos el resto, los que no tenemos ni buscamos tiempo para recuperar nuestros sencillos placeres? Perdemos el tiempo hasta que llegue el día en que miremos hacía atrás y sintamos arrepentimiento? Qué es lo que nos conduce siempre hacía adelante y no nos deja tiempo para reflexionar en lo que queremos? Es acaso la corriente del río? o acaso el grito de los demás que nos empuja hacía ellos?


Perfecto Día.

Acaso no sentimos placer cuando vemos que los demás no son desgraciados? o es que nos hemos hecho de mazapán cuando vemos como la gente muere de hambre y nosotros optamos por un mejor coche?

Qué es un día perfecto?

Acaso apretar el botón rojo? ese que temían en la guerra fría?

Hasta dónde hemos de llegar?

2008/07/29

Unas aguas clarificadoras


La leyenda llegó a mis oídos a través del viento que todo lo traslada, se decía que la fuente estaba perdida en el bosque y que aquellos que llegaban hasta ella sufrían males terribles. La fuente de piedra resquebrajada y musgo bordeante parece contar con mil historias de su pasado: la sumergen en los jardines de un palacio del que despareció un día cualquiera dejando un hueco en su lugar del que con los años emergió una roca de mil aristas.

No se puede tener en consideración la opinión de los que juran que perdidos en el bosque han llegado a encontrarse con ella, todos volvieron con el juicio nublado, pesadillas y visiones espectrales que se fueron intensificando hasta que llegaron a morir de cansancio.

Nadie busca esta fuente porque nadie cree que exista, no se puede ubicar porque las referencias se pierden y todo el que conoce la leyenda la usa para evitar, como si acaso se pudiera, que los niños penetren en el bosque.

¿Por qué no creen en la realidad más que cuando se presenta desnuda ante los ojos? La negación es la destrucción del cuerpo y la mente, es esa falsa atención que prestamos a lo que fugazmente nos hace evitar nuestras culpas; la recompensa con el más allá. No quieren pensar que existo hasta que llega el momento en que, los que me encuentran, desde mis profundas aguas les proyecto la imagen de su vida. Como en una cascada de imágenes contemplo como se alegran, entristecen, enamoran conforme se va proyectando la película de su vida. Es en en final cuando se presenta la esencia de cada cual porque a través de las aguas que contengo se siente el pulso vital de las consecuencias de cada hecho pasado, presente y futuro.

Al final, como regalo y precio a su visita les impongo la contemplación de su propia muerte, un solo ejercicio: la propia valoración de su vida y si acaso, la elección del día de morir.