Patria, nación, colores y banderas. El origen pluricelular determina los aires de nuestra grandeza y olvidamos que la pequeña burbuja que flota por el sistema solar no es más que polvo cósmico en el océano del tiempo.
Agitan banderas y nos ergimos con una defensa feroz, asiendo con vehemencia las palabras de nuestros himnos. Dividiéndonos seguimos haciéndonos grandes a costa de los pequeños; la justicia y la igualdad sólo pertenecen al terreno de los que tienen, de los civilizados, los mismos que pueden comprar coches, ir a la moda, elegir su residencia de verano y fabricar bombas nucleares.
Aún tenemos uniformes debajo de nuestros trajes y vestidos, nos distinguimos por nuestros colores para que no nos confundan con aquellos otros, sí los que viven al otro lado del río, de la montaña o a partir de aquella piedra.
Sin el miedo a la muerte no podemos ser héroes, pero sin el miedo a nosotros nunca podremos llegar a ser Dioses.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment