Desde que nacemos empieza su persecución, pausada e irrisoria, con sus timoratas maneras y su corta sombra. Va cobrando negra forma cuando las noches se hacen cortas y los días muy largos, cuando el viento ya no da esa sensación de libertad sino que se convierte en esa amenaza de enfermedad, cuando lo prohibido prohibir se convierte en un más vale prevenir.
No es mal comparación, si me permiten, comparar lo que quiero expresar con la fábula de "Aquiles y la Tortuga" de Zenón de Elea, donde en virtud de la concepción del tiempo infinitu se concluye que la lenta tortuga nunca será cazada por el veloz Aquiles por muy rápido que este corra.
Con el tiempo, la lógica y la razón, comprendemos y explicamos que Aquiles siempre dará caza a la tortuga, por mor de cumplir la razón inmutable.
